Multiversidad

miércoles, julio 06, 2011

¿POLÍTICAS DE LA MEMORIA O SEMIÓTICAS DEL OLVIDO? IMA(R)GINARIOS SOBRE COMUNICACIÓN Y CAMBIO SOCIAL [i]





Felip Gascón i Martín[1]

Introducción




Imaginar el lugar que han ocupado las políticas de la memoria en la reactivación de los actuales proyectos de cambio social por los que atraviesa América Latina, tras décadas de una insostenible transición hacia la democracia, particularmente incompleta en el caso de Chile, es reactualizar un ethos de clausura que pesa sobre los ensayos político-sociales, impulsado por las políticas del olvido, junto a la instalación de la racionalidad instrumental neoliberal.

Desaparición que afecta particularmente al desarrollo del conocimiento y a la reflexión crítica desde el mundo de las humanidades y las ciencias sociales, cuyo estatus aparece a menudo cuestionado por el modelo políticamente correcto y consensual de la modernidad globalizante, instalando nuevas lógicas de fragmentación y exclusión que afectan directamente a lo social y al pensamiento sobre el cambio social.

En ese contexto, trataré de reflexionar sobre el significado de ese pensamiento en transición como pre-texto de una historia de la comunicación todavía en construcción, que trata de ampliar los horizontes con que tanto tecnólatras como tecnofóbicos continúan reduciendo los estudios desde perspectivas mediacéntricas, funcionales a las políticas de mercado y de expansión del consumo de productos comunicacionales, al margen de los desequilibrios existentes en los procesos de mediación e interacción social.

No quiero perder de vista las estrategias de construcción de sentido como lógica de producción de los relatos mediáticos, materia viva de la historia, y que ha sido particularmente influyente desde el nacimiento mismo de la comunicación de masas como maquinaria de re-producción y transmisión de la memoria colectiva durante la Modernidad. Pero trato de entender críticamente ese ejercicio de poder discursivo que tiende a ordenar, controlar y sujetar al cuerpo social, como una de las múltiples claves de la construcción histórica del presente. Una historia que reclama a todas luces nuevas perspectivas en el contexto de las transformaciones operadas en esta sociedad red, desde una cultura analógica a la digital, cuyos rasgos más prominentes son su carácter multimedia, descentrado, mestizo, plural e interactivo; rasgos de un pensamiento archipiélago, diría el poeta y filósofo antillano Edouard Glissant (2002), que se condicen con nuevos entornos y narrativas, que en mi quehacer investigativo he definido como una ecología política de las comunicaciones, poniendo el acento en las memorias de la exclusión y la migración.

I. Transición del conocimiento y memorias fragmentadas.

Entendamos la transición, en primera instancia, como una crisis que afecta particularmente a nuestras concepciones bio-crono-topo-lógicas, es decir a una crisis en las representaciones sobre lo humano y su relación con perspectivas holísticas; las inflexiones sobre las dimensiones de lo espacio-temporal, considerando la crítica hacia la hegemónica periodización histórica occidental; el descentramiento de los referentes espaciales determinados por una cosmovisión androcéntrica y colonial sobre la valoración del saber académico; los procesos tecnológicos de aceleración del tiempo y estrechamiento del espacio vitual, que afectan directamente a las nociones de realidad; y, las escisiones frente al pensamiento lineal, racionalista, binario, canónico y publicocéntrico.

Y es que, como dice mi maestra y amiga Amparo Moreno Sardà, Catedrática de Historia de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, “las palabras conservan la memoria de los fines para los que fue ordenado el ecosistema tal como fue ordenado: el quién y el qué no debe/debe hacerse dónde y cuándo, que constituye la matriz espacio-temporal a partir de la que se genera el sistema argumental que nos recuerda por qué y para qué... hemos de adecuar lo que sentimos... según lo que debe ser.” (Moreno Sardà, 1991)

Para introducirnos en esta reflexión haré servir una serie de diagramas y mapas conceptuales que utilizo como una forma hipertextual de mapear algunos de nuestros criterios de investigación.

El diagrama nº 1 sintetiza los criterios de investigación-acción con que he definido la Ecología Política de las Comunicaciones, partiendo de la sincronía de tiempos múltiples en que se desatan los procesos de conflicto y negociación intergeneracional sobre los cambios y permanencias que se producen en las estructuras, coyunturas y prácticas sociales. A partir de ello hemos relacionado los esquemas de construcción y transmisión de la memoria colectiva, contextualizándolos en el diálogo polifónico que mantienen las personas en su vida cotidiana, mujeres y hombres de diversas condiciones sociales, culturas, territorios, creencias, orientaciones sexuales, etc., como sujetos activos y protagonistas de la historia, su historia; un diálogo entre las memorias de sus familias, interacciones, las memorias sociales y las propias experiencias sobre las que construyen su proyecto de vida. En este sentido, la subjetivación del tiempo implica para las personas una negociación entre la memoria histórica, el tiempo biológico de existencia o cronología vital y el itinerario biográfico.

De acuerdo a esa perspectiva hemos diferenciado tres dimensiones temporales, basándonos en Bourdieu (1988), que afectan a los esquemas de conformación y transmisión de las memorias de reproducción/cambio social:

a) La estructura de larga duración como matriz de transmisión de la memoria histórica colectiva: el análisis de este nivel correlaciona la estructura social, sus matrices de pensamiento y las relaciones que definen los intercambios materiales y simbólicos, a través de los cuales se transmite la memoria colectiva; sus formas de institucionalización jerárquica y no institucionalizadas (excluidas, marginalizadas, alternativas), las relaciones entre identidad/alteridad, los esquemas de construcción de sentido en torno a la ciudadanía, la articulación de redes socio-comunicacionales y los sistemas y políticas de comunicación implícitas. Desde este nivel de análisis nos preocupamos de abordar las sinergias que se producen entre lo mega y lo macro-comunicativo.

b) Las coyunturas de media duración, como matrices de sincronización de un "presente continuo", que correlacionan las transformaciones sociales y del sistema mediático con las políticas explícitas y los conflictos/acuerdos implícitos en la regulación de las prácticas socio-comunicativas. Nivel que asociamos a las sinergias entre lo macro y lo meso-comunicativo.

c) Las mediaciones de corta duración, que entendemos como matrices de sincronización entre las memorias personales y la memoria colectiva: las prácticas comunicacionales en la vida cotidiana, conflictos/acuerdos entre Sociedad-Medios-Estado en la representación y legitimación de la realidad social; mecanismos de generación, apropiación, reproducción de discursos y prácticas comunicacionales como negociación de las permanencias y rupturas en los proyectos de vida individuales, interpersonales y colectivos. Desde este nivel describimos las sinergias entre lo meso y lo micro-comunicativo, entre el pasado, el presente y el futuro que se construye como continuum.



Fuente: Elaboración propia

Como describimos en el diagrama nº 2, la forma en que se superponen los espacios y tiempos múltiples en la lógica implícita de la expansión de las redes de comunicación y las políticas que las vertebran en sus dimensiones estructurales, coyunturales y en la expresión de las prácticas sociales involucra también a las matrices del ser/pensar/sentir/hacer, que se proyectan en los procesos de sincronización espacio-temporales entre la memoria colectiva y las decisiones de cambio/permanencia intergeneracionales. Este sincretismo se hace más transparente en función del grado de intensidad que revisten los conflictos, debido a la expresividad con que se muestran los momentos de explosión de los enfrentamientos, que son consecuencia del control y generalización de un ethos de naturalización del orden discursivo y biopolítico inscrito en el cuerpo social, por la hegemonía e imposición de uno de los discursos o relatos argumentales sobre el cambio o la conservación del orden social, sobre el resto de discursos y los alcances de las estrategias de integración, exclusión y marginación de los mismos.

Fuente: Elaboración propia.

Este sincretismo combina apelaciones racionales y simbólicas orientadas a desencadenar asociaciones preconscientes y subliminales de adhesión a comportamientos arquetípicos que se han constituido en referentes del subconsciente colectivo, como un verdadero co-relato del orden del discurso sobre el cambio y la conservación.

En el diagrama nº 3 entendemos el espacio como una construcción del territorio para los intercambios materiales y simbólicos entre personas próximas y lejanas, un espacio de emplazamientos, desplazamientos, itinerarios, intervenido por las tecnologías de la comunicación, de la movilidad y del transporte. Un territorio en que nos construimos como sujetos sociales protagonistas de la historia en el ser/saber/sentir/hacer, dimensiones que estructuran nuestra concepción ética, política y estética, que da sentido a nuestra inseparable racionalidad-emocionalidad.


Fuente: Elaboración propia.

Espacios otrora limitados por clausuras fronterizas, no sólo las de los Estados-nación, sino también las de los macro-relatos etnocéntricos universalistas de la modernidad, la ideología del progreso y las dinámicas de interdependencia centro-periferias. Topologías que ahora se debaten entre los no-lugares de la realidad virtual y las heterotopías de los mundos posibles en construcción permanente, como expresión del proceso de expansión histórica de las redes de comunicación. Espacios del habitar y del convivir, espacios ciudadanos para la relación, el intercambio, participación y empoderamiento, espacios de encuentro con la otredad, la interacción ciudadana y de asociación con la bio-diversidad, muchas veces subyugada a una condición miserable de explotación, manipulación transgénica e incluso la propia extinción de especies y formas de vida. También espacios intervenidos, difusos, separados, apropiados de lo público por lo privado, valorizados y patrimonializados, que a menudo se piensan reducidos al consumo desechable y la simplificación turística; al consumo del futuro pasado próximo, cuando se trata de la moda (los modos de pensar y los modales de comportamiento) provisoria; de lo nuevo, de la temporada por venir y que ya fue en otro espacio geográfico, a la moda del lugar reducido a la estampa postal de lo típico y a la dislocación; espacios fluidos e hipotecados por las redes financieras, a través del dinero plástico y el cálculo del riesgo que supone la reducción analítica de la biografía personal frente a los deseos del proyecto de vida.

También espacios sociales de mediación y transmisión de la memoria y del olvido, que se siguen debatiendo entre la sobre-exposición del culto al cuerpo, la visualidad de la realidad virtual, la desaparición del cuerpo real de los detenidos-desaparecidos y el silencio frente a estas otras memorias de la historia todavía marginales y excluidas.

II. Multiversidad: La Realidad en crisis frente a los mundos posibles.

Valdrá la pena, por lo tanto, resituar la realidad más allá de las fronteras disciplinadas, desde donde comunicadores dialogamos con historiadores, geógrafos, filósofos, antropólogos y cientistas sociales en general, en la construcción de una poética de la diversidad que contribuya a articular relatos inter y transdisciplinarios cada vez más cercanos a la complejidad de la experiencia cotidiana y al protagonismo que les cabe a hombres y mujeres, sin exclusiones, en la memoria histórica.

Mediante la rebelión de las indisciplinas, como dicen mis colegas y amigos Rodrigo Browne y Víctor Silva (2007), asumimos los tránsitos del pensar rizomático tendiendo puentes entre los aportes de los estudios culturales y poscoloniales, la historia de las mentalidades, la etnografía urbana y el estudio de las redes de comunicación, desde una mirada interdependiente entre la antropología y la tecnología, complejizando con ello nuestra mirada desde categorías de análisis más diversas, en el desarrollo de una historiografía de las comunicaciones plural, descentrada e interactiva, como nuevas posibilidades de la cultura digital.

Sin embargo, vuelvo a compartir aquí el ejercicio de Amparo Moreno de pensar la historia a ras de piel (Moreno Sardà, 1991), desnudando aquellas visiones racionalistas y excluyentes que re-presentan una historia descarnada, propia de una matriz de pensamiento androcéntrico (Moreno Sardà, 1988), cuyos rasgos hegemónicos se caracterizan por el desprecio a las diferencias y la valoración superior del hombre adulto occidental, junto a la imposición de un orden jerárquico etno-logo-público-céntrico, que se ha reproducido a partir de los macro-relatos universalistas de la modernidad. Relatos de una promesa por la igualdad en el contexto de una democracia representativa, que favorecería a unas mayorías discursivas, también de unos derechos universales por la igualdad, pero ¿igualdad respecto de quién?; y que en sucesivas generaciones han ido integrando a las minorías, hasta constatar la necesidad de impulsar una igualdad de las diferencias.

Esta topología del dominio expansivo del globalismo, modeladora del ser-pensar-sentir-hacer, se ha articulado a través de redes complejas y densas, en cuyo análisis emerge también una dimensión simbólico-emocional opacada, mediante la que se valoran y ordenan las sujeciones al cuerpo biológico y social.

La perspectiva de la que partimos en nuestro trabajo en torno a una ecología política de la comunicación (Gascón, 2007a, 2007b) se inspira en una visión holística, postcolonial, descentrada, propia de un humanismo plural, que pone en crisis la noción de “interés humano” sobre la que se funda el relato periodístico para tomar en cuenta la multiplicidad de realidades en las que habitamos y convivimos.

Norval Baitello junior nos ayuda a contextualizar esta dimensión al sostener que “Todo proceso comunicativo tiene sus raíces en una demarcación llamada cuerpo. Lo que se denomina “comunicación” es nada más que el puente entre dos espacios distintos” (Baitello, 2008: 80) donde emerge, agregaría yo, el tercer espacio, el de la relación y el vínculo. Damos sentido con ello a los términos biológicos expresados por Maturana y Varela, entre otros, al considerar nuestra dimensión auto-poiética, la capacidad de construirnos, en una dinámica performativa como posibilidad de construcción/ deconstrucción/ reconstrucción. Y aun considerando que es más difícil olvidar lo aprendido que aprender de nuevo, y que nuestra capacidad de transformación siempre estará enfrentada al paradójico y permanente conflicto del cambio de la conservación, la estructura plástica del ser humano, su capacidad de releer su propia historia, lo enfrenta a la vivencia discursivo-emocional de tres realidades y sus correspondientes dimensiones espacio-temporales.

La realidad social constituye una dimensión de interacciones próximas, concretas, en el aquí-y-ahora de nuestra vida cotidiana, donde convivimos con la alteridad, con la diferencia; donde construimos nuestra propiocepción, la percepción del propio cuerpo en su dimensión biológica y el sentido de realidad al que se adapta, en competencia/complementación con nuestros congéneres. Espacio de negociación entre lo personal, lo grupal y lo colectivo; de tensiones entre la genealogía y la memoria familiar, el diseño y desarrollo del proyecto de vida frente a los acomodos del modelo de sociedad; los sueños y deseos personales, generacionales y el espíritu de época; sincronización entre el tiempo biológico, el presente social y el sentido histórico de las transformaciones sociales.

La realidad social se contextualiza, por ello, en un espacio-tiempo de corta duración, en el que se concretan las prácticas e interacciones sociales; su asociación directa con la experiencia vivida nos recuerda la duración de nuestro propio ciclo vital, el tiempo biológico de nuestra existencia y los conflictos de visibilidad y representación de las identidades particulares.

La realidad informativa comporta las estrategias discursivas de inclusión, exclusión y jerarquización, junto a su correlación entre las actuaciones que son valoradas positivamente y las negadas, como una construcción de las pautas de comportamiento y sujeción de los individuos al orden social.

¿Pero en qué clasificación pondremos a la realidad virtual? ¿cómo analizaremos las mediaciones de la cibercultura? ¿cómo aprehenderemos el ciberespacio de estos tiempos presentes transicionales en el futuro de la historia?

Por ello, la lectura crítica de los medios nos sirve entonces para detectar los vacíos, las jerarquizaciones, valoraciones y estereotipos, las exclusiones, lo que hemos denominado, recuperando la perspectiva jungiana, la sombra informativa, la ocultura. Dicha lectura crítica de los imaginarios de división social constituye, por tanto, una pista para soterrarnos en la arqueología del presente como punto de fuga a las representaciones de la contemporaneidad, donde la medio-esfera pone en marcha las máquinas de producción y re-producción de la memoria y el olvido, a través de dispositivos de semiosis social, como son las iconografías y visualidades, las imágenes sonoras, las pautas discursivas, espaciales, relacionales y comportamentales. En fin, puntos de fuga en que se concretan los diálogos marginales, en mis términos los ima(r)ginarios.

Es por ello que nos hemos preocupado de los procesos de migración, entendida conceptualmente desde una episteme del desplazamiento, del cruce y del pensamiento fronterizo y sincrético, del nomadismo, del exilio y del inxilio, de la itinerancia, de la mutabilidad propia de las relaciones interculturales, que se enfrentan como crítica a lo estable, a la identidad esencialista, a lo canónico del pensamiento único y hegemónico, dando cabida al descentramiento y la desconcentración del poder, considerando las oportunidades de politización y empoderamiento ciudadano desde una re-localización que reivindica pensar en lo local para actuar en lo global, o mejor aún, en palabras de Édouard Glissant, los desplazamientos discursivos “para cambiar el mundo” hacia las practicas que “cambian de mundo”.

Así pues, nuestra crítica sobre la transición inconclusa y el cambio social no puede más que denunciar la clausura de aquellos contornos filosos de lo imprevisible, que amenazan y acosan con justa razón, con visibilizar las heridas y mordazas que pesan sobre las memorias desaparecidas, ausentes, exiliadas de la historia oficial.

Referencias bibliográficas.

Baitello jr., Norval (2008). La era de la iconofagia. Ensayos de comunicación y cultura. Sevilla: Arcibel.

Bourdieu, Pierre (1988). La distinción: criterio y bases sociales del gusto. Madrid: Taurus.

Browne, Rodrigo y Silva, Víctor (2007). Antropofagias. Las indisciplinas de la comunicación. Madrid: Biblioteca Nueva.

Gascón, Felip (2007b). Redes-cubriendo el emocionar: Itinerancias entre una genealogía huilliche y una ecología política de la comunicación. En: Browne, R.; del Valle, C.; Nitrihual Valdevenito, I.; &, Silva, V. Contrapuntos y entrelíneas en comunicación, cultura y discurso. Temuco: Universidad de La Frontera y Universidad Austral de Chile.

-------------------- (2007a). Memorias e itinerancias desde una ecología política de la comunicación humana. En: Rodríguez Monarca, C.; Browne, R., del Valle, C.; & Figueroa, S. (Comp.). Sociedad y cultura: reflexiones transdisciplinarias. Valdivia: Universidad Austral de Chile, Universidad de La Frontera y Mecesup, pp. 65-73.

---------------------- (2005). De ima(r)ginarios y memorias olvidadas. Reflexiones sobre redes de comunicación e interculturalidad. In: BROWNE, Rodrigo & SILVA, Víctor (coords.) (2005): Monográfico “Comunicación Intercultural”, Redes.com n° 2, Revista de Estudios para el Desarrollo Social de la Comunicación. Sevilla, Instituto Europeo de Comunicación y Desarrollo, pp. 69-82.

Glissant, Édouard (2002). Introducción a una política de lo diverso. Barcelona: Ediciones del bronce.

Moreno Sardà, Amparo (1991). Pensar la historia a ras de piel. Barcelona: Ediciones de la Tempestad.

-------------------------------- (1988). La otra política de Aristóteles. Cultura de masas y divulgación del arquetipo viril. Barcelona: Icaria.



[i] Este artículo corresponde a una versión de la conferencia magistral presentada en las XIII Jornadas de Historia Dr. Luis Carreño Silva, “Chile: Historia de nuestro tiempo Presente. La Transición ¿un proceso concluido?”, celebradas en la Universidad de Playa Ancha (Valparaíso, Chile), del 13 al 18 de octubre de 2008.

[1] GASCÓN i MARTÍN, Felip. Profesor Titular Departamento de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Playa Ancha (Valparaíso, Chile). Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Barcelona.